La pregunta que invariablemente surge cada vez que compartimos un café con mis amigos es la misma: ¿cómo diablos podemos idear algo que nos permita ganar un poco de dinero extra? Y tras reflexionar sobre diversas ideas, me encontré inmerso en la búsqueda de un enfoque más eficiente y dinámico para materializar proyectos con rapidez. ¿No hay algo mejor que pueda montar casi instantáneamente, algo que simplifique la creación de servicios como un servidor HTTP, WordPress o incluso un servidor SQL? Después de muchas cavilaciones, me di cuenta de que Docker podría ser la respuesta que estábamos buscando. A pesar de no haberlo explorado previamente, su potencial me intrigaba.
Después de un poco de investigación, Portainer pareció ser la elección adecuada para gestionar nuestras incursiones en el mundo de Docker. Su interfaz amigable y su promesa de simplicidad en la instalación me convencieron. Así que me sumergí en la aventura con la resuelta intención de probarlo.
Mi recorrido comenzó al descubrir que en Proxmox, una herramienta que ya empezaba a conocerla, ofrecía la posibilidad de desplegar Docker sin complicaciones. Inmediatamente, me lancé a descargar una plantilla de máquina virtual y, después de revisar varias opciones, opté por la confiable Ubuntu. Su facilidad de uso y mi conocimiento de algunos comandos de consola para su gestión me dieron la confianza que necesitaba.
Una vez con la plantilla en mis manos, la creación de la máquina fue tan sencilla como rellenar un formulario. Nombres, contraseñas y configuraciones básicas fueron configuradas con facilidad. Cuando la máquina estuvo lista, el primer paso fue asegurarse de que estuviera al día con las últimas actualizaciones.
Luego, llegó el momento de instalar Docker. Siguiendo los pasos, activé el servicio para que se ejecutara automáticamente y verifiqué su estado.
Parecía que todo marchaba según lo planeado. En ese punto, me enfoqué en instalar Portainer. Fue un proceso que se desenvolvió sin complicaciones
Después de completar estos pasos, ¡lo teníamos! Portainer estaba en funcionamiento, y ahora podíamos desplegar nuestras creaciones con un simple clic del ratón, sin la necesidad de sumergirnos en complejidades técnicas.
Como siempre, quiero recordarles que si encuentran esta exploración tan emocionante como yo y desean replicarla, no duden en contactarme en caso de dificultades. Estoy aquí para brindar ayuda en la medida de lo posible. La tecnología es un viaje emocionante, y cada paso que damos nos acerca a soluciones más innovadoras y eficaces.
¡Hasta la próxima entrada, compañeros de exploración tecnológica!